Informe sobre las manifestaciones del 13 de agosto de 2021 en Madrid:

 

Con motivo del 500 aniversario de la resistencia indígena en México

El 13 de agosto de 1521, el comandante de las fuerzas coloniales españolas informó al rey de ese país: la resistencia indígena ha sido aplastada y de ahora en adelante, el nombre de esta tierra será Nueva España.

Durante estos quinientos años, un gran número de pueblos nativos e indígenas ha sido destruido de diversas formas: desde la represión directa ejercida por las fuerzas militares y católicas españolas en la guerra hasta la cristianización forzada y la inmersión de los "infieles" (los que resistieron) en calderas de aceite hirviendo; desde la viruela (que no existía en el continente americano y fue propagada por los colonizadores españoles quitando la vida a cientos de miles de personas) hasta la sífilis  (enfermedad de transmisión sexual que los contagió por las violaciones que sufrían las mujeres indígenas); desde la destrucción de importantes monumentos históricos, culturales y religiosos de los nativos hasta la difusión de la cultura occidental a través de la exportación de McDonalds y Starbucks, la transgresión de los recursos naturales de México mediante empresas multinacionales y la producción de maíz y otros granos transgénicos.

El pueblo de México ha hecho frente a agresiones y saqueos durante quinientos años. Los levantamientos indígenas en distintas épocas han surgido de múltiples formas y en cada rincón de esta tierra.

La preservación de las lenguas y costumbres siempre ha significado resistencia a los ataques coloniales, y una parte considerable de los nativos de este país aún puede hablar su lengua materna.

Pero el 1 de enero de 1994, la perla de la resistencia emergió de la concha de las luchas indígenas en forma del Ejército Zapatista de Liberación Nacional con la consigna "¡Ya basta!".  La organización, que durante más de una década había reunido en secreto a una gran población a nivel nacional en el estado de Chiapas, se ha convertido desde entonces en una de las principales fuerzas de los movimientos revolucionarios en todo el mundo. Una fuerza que de vez en cuando, por iniciativa propia, ha sorprendido a amigos y enemigos.

El 1 de enero de 2021 se divulgó un comunicado firmado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y numerosos grupos y organizaciones, prometiendo la inminente visita de una delegación de indígenas mexicanos a varios países del mundo. Anunciaron que iniciarían su viaje a los cinco continentes con su visita a Europa.

El 22 de junio de 2021, el escuadrón marítimo zapatista llegó al puerto de Vigo en un velero, tras una travesía de cincuenta días por el Atlántico. Desde entonces, la delegación de siete miembros ha sido recibida por simpatizantes del movimiento en varias ciudades de España y Francia.  Sin embargo, su movimiento más simbólico e histórico fue participar en una manifestación en Madrid con motivo del 500 aniversario de la resistencia de los pueblos indígenas de México:

 

 ¡Apenas quinientos años después!

A las 19:00 horas de un caluroso día del verano madrileño, el sol de la "Puerta del Sol" ilumina un pequeño barco decorado con decenas de globos coloridos, símbolos de la diversidad de las lenguas y culturas indígenas de México. Un hermoso barco heredado de las luchas de los habitantes del barrio obrero de Vallecas en Madrid, quienes en 1981, entre las calles de la capital, soñaron con un puerto donde se anclaran sus demandas de “lo imposible” bajo la protección de la Virgen del Carmen, la patrona de los marineros.  Ahora, es la bandera del Ejército Zapatista de Liberación Nacional que baila en su mástil al viento.

 Poco a poco, a medida que se acercan las 20 horas, la cita para el comienzo de una gran manifestación que conmemora el 500 aniversario de la "conquista" de México por el Imperio español, la silueta de mujeres, hombres, niños y personas LGBT que vienen de toda Europa para marchar, va apareciendo en los adoquines calientes.

 Poco después, a la sombra del entusiasmo de los presentes por dar la bienvenida al Escuadrón 421, entre aplausos apasionados, sonido de caracol y gritos de "Viva Zapata", cuatro mujeres, dos hombres y unoa otroa, miembros del escuadrón, arriban y abordan el barco para que las calles que conectan Puerta del Sol con la Plaza Colón se conviertan en un río que ruge con las voces de quienes en voz alta dicen "no" al colonialismo, a la explotación, al capitalismo, a la violencia de género, a la destrucción del medioambiente, y a todo lo que causa muerte. Más de 1.500 personas acompañan el barco, que, a diferencia de las flotas coloniales de los siglos pasados, porta un mensaje en pro de la vida, un mensaje más allá de los grandes y pequeños dolores e iras de los individuos y organizaciones, un mensaje que trasciende las promesas y decisiones de los Estados y gobiernos y llama a una convivencia armonioso con el prójimo y con la Madre Naturaleza, un llamado que, lejos de los estereotipos pomposos del ecocapitalismo, nos recuerda con simples palabras el valor de vivir una vida digna, reconociendo la fragilidad, las fortalezas y debilidades de los que luchamos, advirtiéndonos que no sólo somos responsables de nuestra propia vida y la de nuestros familiares: también recae sobre nosotros el peso de la esperanza de las generaciones futuras.

 Alrededor de las 10 pm, la multitud llega a la plaza de Colón. Luego, las palabras de los siete indígenas, ataviados con patrones y colores heredados de sus antepasados, empalidecen el rostro de los colonialistas cuyos nombres están grabados en las piedras conmemorativas de la plaza. Esta pequeña pero poderosa delegación, a veces a solas y a veces al unísono, se dirige a su audiencia con palabras que hacen eco de sabidurías que  han nacido en el suelo de pequeños conocimientos y experiencias aparentemente insignificantes, y crecido en el clima de largos años de lucha comunitaria de los de abajo:

"... Quienes formamos el Escuadrón Marítimo Zapatista, y que nos conocen como el Escuadrón 421, hoy estamos frente a ustedes, pero sólo somos el antecedente de un grupo más grande.  Hasta 501 delegados.  Y somos 501 sólo para demostrarles a los malos gobiernos que vamos delante de ellos.  Mientras ellos simulan un festejo falso de 500 años, nosotros, nosotras, nosotroas, vamos ya en lo que sigue: la vida. ..."

 "... Tal vez a alguien le parezca que nos interesan los grandes actos y el impacto mediático, y así valoren los éxitos y fracasos.

  Pero nosotros hemos aprendido que las semillas se intercambian, se siembran y crecen en lo cotidiano, en el suelo propio, con los saberes de cada quien.

  El mañana no se gesta en la luz.  Se cultiva, se cuida y se nace en las sombras inadvertidas de la madrugada, cuando la noche empieza apenas a ceder terreno.

  Los terremotos que sacuden la historia de la humanidad empiezan con un “ya basta” aislado, casi imperceptible.  Una nota discordante a mitad del ruido.  Una grieta en el muro.»

 "...  Por eso es que no venimos a traer recetas, a imponer visiones y estrategias, a prometer futuros luminosos e instantáneos, plazas llenas, soluciones inmediatas.  Ni venimos a convocarles a uniones maravillosas.

  Venimos a escucharles.

  No será fácil, cierto.

  Somos tan diferentes, tan distintos, tan lejanos, tan contrarios y, sobre todo, tan contradictorios.

  Nos separan muchas cosas ..."

 "... de lo que hablamos las comunidades zapatistas es de una causa, de un motivo, de una meta: la vida.

  No se trata de abandonar convicciones y luchas.  Al contrario.  Pensamos que las luchas de mujeres, de otroas, de trabajadores, de originarios, no sólo no deben detenerse, sino que debieran ser más profundas y radicales.  Cada quien enfrenta una o varias cabezas de la Hidra.

  Porque todas esas luchas, de ustedes y de nosotros los pueblos zapatistas, son por la vida.

  Pero mientras no destruyamos al monstruo en su corazón, esas cabezas seguirán brotando y cambiando de forma pero con mayor crueldad…"

Colectivo  Andisheh va Paykar - Madrid, 14 de agosto de 2021